Por Teodoro Rentería Arróyave/Comentario a Tiempo


Todos los medios electrónicos y cibernéticos de este domingo y los impresos de la mañana del lunes del antiguo Continente coincidieron, de una o de otra forma, con la cabeza periodística, que lo dice todo: “Europa Respira Tranquila” al referirse al triunfo del novísimo Nuevo Frente Popular, NFP, que encabeza Jean-Luc Mélenchon, el líder radical de la izquierda, al ganar las elecciones en Francia, y lo más importante, contener el ascenso de la segregacionista extrema derecha en el país galo.

En la semana anterior, lo ocurrido en el Reino Unido, se reflejó en la vecina, Francia, donde la izquierda arrasó también, es decir los votantes británicos castigaron con saña los 14 años de gobierno conservador y el resultado de las elecciones fue claro: el Labour -laboristas-, gana una mayoría hiper absoluta, por lo que el laborismo aniquiló a los ‘tories’, hace casi nada se pensaba imposible.

De lo anterior se desprende que la derecha y la racista y discriminatoria derecha extrema, sufrieron derrotas históricas, mayúsculas, el “San Benito” del comunismo, ya no tiene valor alguno en ninguna parte del globo terráqueo, hasta donde sabemos, son cinco los países que se declaran comunista, todos los demás son socialistas, la gran potencia del oriente, para nosotros la primera potencia mundial, se declara socialista o comunista con características chinas.

Ese San Benito de comunistas, las derechas lo utilizan en todo tiempo, según creen para su beneficio, en México a la Cuarta transformación la tildan de comunista, como antes tacharon al Benemérito de las Américas, Benito Juárez García y al Caudillo de Sur, Emiliano Zapata, al igual que a los hermanos Flores Magón, Ricardo y Jesús, que en realidad fueron anarquistas.

En fin, la izquierda francesa rebasó ampliamente al partido del “Trump europeo”, Marine le Pen, y para bien de Francia y de Europa lo relegaron a la tercera posición, en efecto, el Nuevo Frente Popular, NFP, ganó las elecciones en el país galo, y lo más trascendente, repetimos, contuvo el ascenso de la extrema derecha.

El triunfo de la izquierda inglesa se debe en primer lugar a la herencia económica negra que dejan los conservadores, el corsé migratorio, el colapso sanitario, el malestar social, y en forma especial el Brexit, la equivocada decisión de separarse de la Unión Europea con lo que “se rompió el pragmatismo british empujados por una élite agitadora”.

La nueva era británica está llena de desafíos y la responsabilidad de darle la vuelta recae ahora en el laborismo de Keir Starmer, quien entró tarde en política tras una larga carrera legal, ya fue nombrado oficialmente primer ministro por el rey Carlos III quien le “pidió formar gobierno”.

La coalición de la izquierda francesa, representada por el Nuevo Frente Popular, NFP, se impuso en las elecciones en Francia. En un giro sorprendente de los acontecimientos y de las previsiones, al obtener 182 escaños, más otros 13 independientes de izquierda, frente a los 168 del partido del presidente, Emmanuel Macron, que quedaría en segunda posición, y en el sótano, en la tercera posición el ultraderechista, Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, con 143 escaños.

Desde luego que se requiere de una ingeniería política compleja, sutil, a la que Francia no está acostumbrada porque su sistema suele dar mayorías claras en un régimen muy presidencialista, muy vertical.

Por lo pronto, el primer ministro saliente, Gabriel Attal, anunció que presentaría la dimisión este lunes al presidente de la República, Macron quien le ha pedido que aguante, aunque se mostró orgulloso de haber resistido lo que parecía una marea que los arrasaría por completo. Puso hincapié en que él no quería las elecciones, reproche al presidente Macron; si bien se batió para lograr el mejor resultado posible. Según el jefe de Gobierno saliente constató que el Parlamento será, más que nunca, el centro de gravedad de la nueva realidad política de Francia.

La explicación es que fue decisivo, para neutralizar a la extrema derecha, que tanto la izquierda como los macronistas renunciaran a presentarse en las circunscripciones en las que no tenían posibilidades, para así presentar a un único rival capaz de batir al Reagrupamiento Nacional. En la práctica, el Nuevo Frente Popular ha salido muy beneficiado, pero también los macronistas han sacado más diputados de los que se preveía después del primer turno.

Según el líder triunfador, Mélenchon, que ha vivido la mejor noche de su larga carrera política, la izquierda debe cumplir su programa, y citó como puntos irrenunciables la abrogación de la reforma de las pensiones, que había situado la edad de jubilación en 64 años, el bloqueo de los precios de los productos básicos y la subida del salario mínimo a 1.600 euros al mes.

El mencionado líder del NFP, aseguró que “nuestro pueblo ha descartado claramente la solución de lo peor”, lo que supone “un inmenso alivio para una aplastante mayoría” de franceses, especialmente por los que se sentían amenazados por el programa de la extrema derecha.

La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, fue una de las primeras líderes en felicitar por su triunfo a su homólogo francés, quien probablemente encabece al nuevo gobierno del Eliseo.

Bien por las izquierdas, francesa e inglesa, que siguen cosechando triunfos contras las derechas y la canalla extrema derecha. EUROPA Y EL MUNDO ENTERO RESPIRAN TRANQUILOS.

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